A tenor del centenario de la ratificación del Tratado Hay-Quesada, Javier Negrín, profesor de la Universidad de Isla de la Juventud, resaltó la importancia de este acontecimiento, que marcó un hito crucial en la lucha de la sociedad civil por la soberanía cubana.
Ratificado el 13 de marzo de 1925, en un contexto de tensiones políticas y sociales que se extendieron desde 1923 hasta 1933, este tratado simbolizó la resistencia del pueblo cubano ante las intenciones de anexión de la entonces Isla de Pinos por parte de Estados Unidos (EE.UU.), amparándose en el VI artículo de la Enmienda Platt.
Ese oneroso apéndice a la Constitución de 1901 estableció “que la Isla de Pinos será omitida de los límites de Cuba propuestos por la Constitución, dejándose para su futuro arreglo por tratado la propiedad de la misma”.
Negrín enfatizó en que la lucha por la ratificación del tratado no fue únicamente un esfuerzo diplomático liderado por figuras como Cosme de la Torriente, sino también el resultado de un movimiento que movilizó a la sociedad civil en su conjunto.
Desde la creación del Comité Patriótico Pro Isla de Pinos en 1924 hasta las manifestaciones culturales y políticas que se llevaron a cabo en todo el país, el pueblo cubano se unió en defensa de su integridad territorial, dijo.
El Tratado Hay-Quesada, firmado en 1904 por John Hay, secretario de Estado de EE.UU., y Gonzalo de Quesada, ministro plenipotenciario de Cuba en Washington, fue ratificado 21 años después. Durante ese tiempo, Isla de Pinos enfrentó la resistencia de sectores estadounidenses que buscaban su anexión.
No obstante, la movilización de instituciones como la masonería cubana y la participación de figuras destacadas como Lisardo Muñoz Sañudo (Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba), Osvaldo Valdés de la Paz (al frente del Comité Patriótico Pro Isla de Pinos) y Julio Antonio Mella (presidente de la Federación Estudiantil Universitaria) consolidaron un frente común en defensa de la soberanía nacional.
El también Máster en Ciencias acotó que este centenario no solo enaltece un logro diplomático, sino que también resalta la capacidad del pueblo cubano para superar divisiones ideológicas y unirse en nombre de la Patria.