En tres fincas han iniciado un prometedor camino de la transición ecológica, donde convergen la ciencia y la innovación para multiplicar producciones, proteger los recursos naturales, en línea con los planes de desarrollo local sostenible.
“Agua Santa”, “La Reina” y “25 de Noviembre” implementan la diversificación de cultivos, la protección de los suelos mediante el uso de fertilizantes y plaguicidas orgánicos, sin embargo, en materia de agroecología, aún queda mucho por recorrer, según el máster en Ciencias Roelis Castillo Mestre, profesor de Agronomía en la Universidad “Jesús Montané Oropesa”, al frente del Centro de Estudios de Desarrollo Local y la Innovación.
Es importante capacitar a un mayor número de productores para que apliquen los nuevos conocimientos en sus parcelas hasta que logren todos los requisitos a fin de certificarlas como Fincas Agroecológicas, afirmó.
En ese sentido, es imprescindible que estas fincas sean sostenibles y cuenten con un diseño de agroecosistema, una premisa fundamental. Además, es crucial que el campesino sea el principal experimentador, acompañado por la ciencia desde la Universidad y los centros científicos del territorio", afirmó el también ingeniero agrónomo.
Entre los grandes retos de la agroecología se encuentra lograr resultados similares o superiores a los de la agricultura convencional. En este empeño, ya se han dado pasos en el municipio con la siembra de papa, boniato y otros cultivos mediante métodos completamente ecológicos y con resultados alentadores, comentó.
Agregó que no obstante, es necesario trabajar en la diversificación de los cultivos a fin de mantener su presencia en la mesa de los pineros durante todo el año.
Solo si logramos producciones ecológicas diversas y estables podremos avanzar en pos de satisfacer la demanda local sin empobrecer los suelos ni utilizar indiscriminadamente otros recursos naturales; alcanzaremos los indicadores productivos, ecológicos y de conservación que aspiramos para una agricultura próspera y amigable con el entorno, subrayó Castillo Mestre.
Subrayó que para lograrlo, es indispensable la aplicación de la ciencia y un trabajo sostenido de los productores, así como una profunda retroalimentación de conocimientos del campesino y sistematizar las buenas prácticas aprendidas por quienes tienen en la tierra su mejor libro de instrucción.
Es imprescindible que los conocimientos agroecológicos trasciendan las aulas universitarias, talleres y eventos científicos para instalarse definitivamente en los campos pineros. Solo así, el trabajo del Modelo Agroecológico Sostenible (MAS) y la Isla de la Juventud pueden ser un ejemplo para el país en esta actividad tan vital, acotó.