La finca Agua Santa, situada en La Fe, a 20 kilómetros de la capital de Isla de la Juventud, es un proyecto de desarrollo local —único de su tipo en el territorio— que integra producción de alimentos, energía renovable, protección ambiental y turismo rural.
Su propietario, Raudel Rives Pantoja, socio de la Cooperativa de Créditos y Servicios José Martí, cuenta que en el proyecto hay ofertas de alojamiento, gastronomía, recreación, descanso y capacitación, además de los surtidos provenientes de una microindustria artesanal que funciona desde 2021.
En la finca hay tres cabañas de madera para los visitantes, un ranchón-restaurante, un parque infantil, hamacas, una piscina en construcción y un espacio para impartir talleres y cursos sobre agroecología, cultivos y control de plagas, con el fin de reducir el impacto de los químicos en el medio ambiente y en la salud humana, expuso.
Explicó que el proyecto también involucra a los alumnos de la escuela primaria José Almuiña de La Fe, a quienes se les orienta hacia la producción de alimentos, así como a estudiantes con perfiles afines que se forman como futuros obreros calificados, técnicos de nivel medio y profesionales universitarios.
Aunque desde 2021 funciona de manera artesanal una microindustria, donde se elaboran de forma artesanal jugos, conservas, dulces, encurtidos, vinagre, puré y pulpa, gracias a un cambio de tecnología, aprobado el 14 de febrero del año pasado, podrán quintuplicarse las producciones, refirió.
Dijo que para ello, esperan recibir los recursos de importación, que incluyen un almacén refrigerado, un panel solar y un contenedor que servirá de infraestructura.
En la microindustria trabajarán 20 personas y el 70 por ciento de la fuerza laboral es femenino, enfatizó.
Subrayó que con el propósito de hacer sostenible el emprendimiento, una veintena de parceleros de la zona también es proveedora de frutas y vegetales a la microindustria, cuyos surtidos tienen alta demanda en la población local.

La finca, de 1.4 hectáreas y patrimonio de la familia Rives-Rivas, se ha convertido en un destino turístico, donde —desde el año 2022 hasta la fecha— se ha recibido a más de mil visitantes nacionales y extranjeros, con ofertas sustentadas en el disfrute de la naturaleza, la gastronomía y la cultura campesina.
Recordó que incursionar en el agroturismo tiene su antecedente en 2018, cuando recibieron en Agua Santa a los primeros estudiantes de diferentes universidades alemanas, pertenecientes al Proyecto Tamara Bunke, coordinado con la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría y el apoyo de otras casas de altos estudios en Cuba.
Raudel se muestra satisfecho con los resultados y confía en que este proyecto familiar continuará creciendo y aportando al desarrollo local de Isla de la Juventud.
Según la Organización Mundial del Turismo, el agroturismo es una modalidad que se realiza en explotaciones agrarias (granjas o plantaciones), donde los actores complementan sus ingresos con alguna forma de turismo en la que, por lo general, facilitan al visitante alojamiento, alimentación y oportunidad de vincularse con la actividad agropecuaria.